El mundo sin trabajo. La extraña relación entre economistas y revolución digital

Durante los últimos años, muchos economistas han decretado el fin del trabajo, recuperando las palabras utilizadas en el célebre libro de Jeremy Rifkin. Muchos de ellos predicen un futuro dominado por la inteligencia artificial y por el desempleo tecnológico. A pesar de estas posiciones sensacionalistas que tienen un gran peso en la prensa y en la televisión, la opinión de los economistas respecto a la supuesta “revolución digital” es incierta y controvertida. Hay quien como Robert Gordon niega la existencia de una nueva revolución tecnológica o quien como Bryonjolffson and Mc Afee proclaman que estamos viviendo la más importante revolución tecnológica de la humanidad. Por otro lado, los tecno-optimistas tienen posiciones distintas: Osborne y Frey piensas que las tecnologías digitales eliminarán puestos de trabajo, Autor y Dorn dicen que el balance del empleo va a ser positivo aunque se fortalecerá la polarización de los empleos y de los salarios. En este intenso debate, los historiadores económicos ocupan una pequeña pero significativa posición: encabezados por Mokyr, ellos miran hacia el futuro con la perspectiva del pasado. Por esta razón, dicen que la revolución digital existe y que sus efectos serán positivos y, a largo plazo se crearan mucho más puestos de trabajo de los que se eliminarán.
El proyecto se propone definir las políticas económicas más adecuadas para aprovechar de las ventajas y limitar los riesgos de la cuarta revolución industrial, utilizando los métodos y las fuentes de los historiadores.
El conseguimiento de este objetivo general es posible solo logrando objetivos intermedios más específicos:
definir las características tecnológicas, económicas y sociales de la cuarta revolución industrial a través de la literatura científica;
Determinar los riesgos y las oportunidades que se generarán con la cuarta revolución digital a través de la literatura económica contemporánea;
Profundizar las políticas económicas propuesta para la cuarta revolución industrial por economistas, organizaciones gubernamentales, gobiernos y asociaciones internacionales;
Analizar la literatura económica clásica y las fuentes históricas a largo plazo (XVIII-XXI siglos) en referencia a las revoluciones industriales y tecnológicas anteriores;
Establecer la oportunidad o el riesgo en la implementación de las políticas económicas para el futuro más debatidas al momento actual (salario mínimo, renta básica, disminución del horario laboral, educación abierta…) basándose sobre el análisis empírico-documental;
Proponer críticamente un paquete de reformas que utilizando un enfoque de largo plazo pueda ampliar considerablemente el conocimiento de la revolución tecnológica que estamos viviendo.
Metodológicamente el proyecto se caracteriza por: 1) un enfoque exhaustivo; 2) una interpretación de largo plazo; 3) un análisis cualitativo de las fuentes primarias. Se espera que los resultados puedan empujar a un doble debate: 1) por un lado, sobre el aporte que los historiadores (sobre todo económicos) con sus fuentes y sus metodologías pueden dar a la elaboración de las políticas económicas hoy en día; 2) por otro lado, sobre una nueva e innovadora interpretación de la cuarta revolución industrial a través de un enfoque de largo plazo, raramente utilizado.