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“La reformulación de la tercera misión de la Universidad en la Transformación Digital” por Fernando Vilariño Freire

Autor: Fernando Vilariño Freire

Subdirector del Centro de Visión por Computador. Profesor Titular del Dep. de Ciencias de la Computación – Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Chairperson of the European Network of Living Labs (ENoLL)

 

En 2018 tuvimos la oportunidad de contribuir al “Manifesto for Innovation in Europe”, que propone una visión posibilista sobre la Innovación en la Unión Europea -la cual se haya en estos momentos lejos de su potencial de impacto real-, en la que los ciudadanos no sólo son beneficiarios del crecimiento, sino que también son co-creadores y co-propietarios de los cambios sociales resultantes, actores que configuran el progreso hacia una Europa de los ciudadanos en la Transformación Digital.

 

Nos enfrentamos a una oportunidad única para desarrollar esta visión a partir de ahora mismo: La Transformación Digital, y la aceleración en la digitalización de procesos provocada por la trágica pandemia del SARS-CoV-2, proporcionan este contexto. Y ello apunta directamente a la línea de flotación del papel que la Universidad debe tener en los años siguientes: La tercera misión de nuestras universidades, clásicamente asociada a la transferencia de conocimiento a la sociedad, se reformula ahora como “desarrollo y orquestación de los ecosistemas de innovación”, ampliando la definición de innovación más allá del enfoque actual, predominantemente científico y corporativo: colocar al ciudadano en el centro de la innovación es un verdadero cambio de juego y una oportunidad para el desarrollo de nuestro sistema universitario -desde una perspectiva de aprendizaje y desarrollo (digital) al largo de la vida-, para el crecimiento económico y el progreso social impulsados ​​por la excelencia científica. 

 

Desde la perspectiva del acceso potencial a todo el conocimiento humano y la interconexión de las personas, la aparición Internet no es una mera contribución aditiva de innovación tecnológica: es un evento singular en la historia de la Humanidad, que la transforma para siempre. En los próximos años se reducirá radicalmente el costo de entrada social para acceder y generar conocimiento, creando una oportunidad real para el desarrollo personal y colectivo. Al mismo tiempo, surgirán y desaparecerán nuevas áreas de experiencia y empleos, los límites interdisciplinarios se desdibujarán, las fronteras de las partes interesadas se desvanecerán, desencadenando profundas transformaciones en la forma en que las personas vivimos nuestras vidas.  En este contexto, es indispensable una respuesta ágil de las instituciones públicas, entidades legales e informales. 

 

Los desafíos a los que nos enfrentamos no pueden ser abordados por una sola institución. El corolario es que ahora, la innovación y la transformación social están ocurriendo enredadas de la mano. Y es aquí, en este enfoque centrado en el ser humano y con la participación de múltiples partes interesadas, donde aparecen los laboratorios vivos (living labs), y tienen sentido precisamente por su perspectiva centrada en el usuario, en el ciudadano, por su perspectiva humana, como herramientas de constructivismo epistemológico y social. 

 

En nuestro camino hacia el fortalecimiento de nuestra sociedad, éste será un medio eficiente para no dejar a nadie atrás. Junto con otras infraestructuras de innovación abierta, los laboratorios vivos, a través del lema «capacitar a todos para innovar», parecen emerger como una herramienta para democratizar el acceso al conocimiento y la innovación a través de un cambio sistémico: hacia un sistema universal de conocimiento e innovación, en el que las universidades pueden jugar un papel de liderazgo en la transformación social.

 

Artículo enviado como contribución al “Manifiesto de innovación pública desde las universidades”. Si lo deseas, puedes enviar tus aportaciones.

Foto de  Marius Masalar en Unsplash

 

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